La música es un lenguaje y para el niño es un medio expresivo y de comunicación, pero más aún es una forma de vínculo con los otros. El niño, además, es capaz de integrarse activamente en la sociedad, porque la música le ayuda a lograr autonomía en sus actividades habituales, asumir el cuidado de sí mismo y del entorno, y ampliar su mundo de relaciones. La música tiene el don de acercar a las personas.

Día a día las canciones acompañan al niño en su crecimiento. Hay canciones para jugar, para soñar, para imaginar, para sentir, para reír, para dormir, o simplemente para cantar. Algunas canciones facilitan la compresión de conceptos básicos en el desarrollo del pensamiento, incluyendo el espacio, el tamaño, la forma, la cantidad, el tiempo, la intensidad o el color. Gracias a las canciones, lo niños logran interiorizar estos conceptos e incorporarlos en su diario vivir.
En conclusión, la música está en todas partes: en un gesto, un movimiento, una voz, una palabra. Es fundamental en la experiencia temprana con niños ya que acompaña los procesos de crecimiento y da lugar a infinitas manifestaciones; vinculares y sociales, emocionales y de aprendizaje.