sábado, 27 de octubre de 2012

Enseñar no es transmitir conocimientos.




Enseñar no se hace sólo de ciencia y técnica. Se requieren otras cosas, como respeto, tolerancia, humildad, el gusto por la alegría y la vida, la apertura a lo nuevo, la disponibilidad al cambio, la perseverancia, el rechazo a los fatalismos, la identificación con la esperanza y la apertura a la justicia.

Enseñar no es transferir conocimientos, y aprender no es repetir la lección dada. Hay que experimentar, comprobar y construir para cambiar y mejorar. El que aprende es el propio artífice de su formación, con la ayuda del que enseña. Esto requiere ante todo respeto tanto a la persona que quiera cambiar como a la que no lo quiera. 
Al enseñar hay que estar dispuesto a aceptar lo diferente. A pensar que podemos influir en el futuro y no creer que debemos esperar algo inexorable. Aquí juega un papel esencial la alegría en el aprender que genera la esperanza que nos permite luchar por un futuro mejor.
El que enseña también debe estar abierto al gusto de querer bien al que aprende, de apreciar la práctica educativa en la que participa. No le teme a ser afectivo, pero tampoco permite que la afectividad interfiera en el cumplimiento ético de su deber. El que enseña, también aprende en todo momento.

El verdadero educador es un formador y no un mero adiestrador, transferidor de saberes o ejercitador de destrezas. El verdadero educador trabaja con los sueños y las utopías de los que aprenden. Trabaja con personas y no con cosas. 
Por esto, ser maestros es un ejercicio de construcción personal permanente que facilita descubrirse a sí mismo como un ser siempre en formación, con una capacidad ilimitada para crecer como persona y para aprender a amar.
La educación es una toma consciente de decisiones. El verdadero educador apuesta por las mejoras, por la capacidad que tenemos de aprender a pensar correctamente. Se trata de una decisión que no es neutral. Por cumplir con ella lucharán hasta el cansancio. Pero esos educadores también apuestan a la libertad y es por ello que desarrollan su lucha respetando a toda prueba la voluntad del que aprende.

"Donde quiera que existan personas siempre hay algo que hacer, que aprender y que enseñar."

1 comentario:

  1. Ójala que con reflexiones como estas muchos puedan ver el verdadero significado de la enseñanza.

    Buen artículo, chicas.

    Marta Bono.

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